La rápida urbanización trajo Smart City en la vanguardia de varios retos mundiales, como la mitigación del cambio climático, la transformación digital y ciberseguridad. Al principio, los dirigentes urbanos dieron prioridad a la resolución de los problemas de infraestructura y dirigieron las inversiones a los servicios públicos esenciales. Aunque no todos los problemas se resolvieron, las ciudades se centran hoy en día más en las necesidades de sus habitantes. Esta tendencia se debe a que la alta satisfacción de los residentes contribuye cada vez más al desarrollo sostenible e integrador de una ciudad y, por tanto, resulta beneficiosa para toda la comunidad.
Métricas de la satisfacción, la felicidad y el bienestar de los ciudadanos se han convertido en indicadores clave de rendimiento para las ciudades. Ya en 2009, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz recomendó utilizar el bienestar como medida de la calidad de vida y el progreso social, y su sugerencia no cayó en saco roto. Por mencionar algunos ejemplos notables, la Comisión de la UE realiza periódicamente una encuesta de satisfacción entre los residentes de las principales ciudades europeas, mientras que Dubai lanzó un nuevo programa de desarrollo llamado Agenda de la FelicidadEl objetivo es hacer de la capital de los EAU "la ciudad más feliz del mundo".
Las expectativas de calidad de la vida urbana son definitivamente altasy la elección de la ciudad en la que estudiar o trabajar, visitar o invertir, se ha vuelto más difícil. A nuevo estudio global de Boston Consulting Group y BCG Henderson Institute encuestó a 25.000 residentes de 80 ciudades utilizando 155 parámetros para conocer su satisfacción con la vida urbana: su Clasificación de las ciudades elegidas compara la calidad de vida, las oportunidades económicas, el capital social, las interacciones con las autoridades y la velocidad del cambio.
Según esta encuesta, Londres, Nueva York, Helsinki, Copenhague y Abu Dhabi son las cinco mejores ciudades para vivir de todo el mundo. Londres obtuvo resultados brillantes en casi todas las variables, pero destacó por su sistema de transporte público (sólo 8% de los residentes declararon que la estación/parada de autobús que utilizan está demasiado lejos de su casa o lugar de trabajo, frente a 20% de media en las demás ciudades) y por la inclusividad (68% de las encuestadas confirman que las personas tienen las mismas oportunidades independientemente de su sexo, etnia/raza, frente a 51% de media en las demás ciudades).
La disponibilidad de servicios de calidad resultó ser un elemento básico para la satisfacción de los ciudadanos. Sin embargo, los investigadores del BCG señalaron que hay dos factores realmente importantes que hay que tener en cuenta. Primero, las ciudades deben tener cuidado la gente experimenta a la hora de utilizar las infraestructuras y los servicios, ya que la satisfacción no depende sólo de la existencia de servicios eficaces y fiables, sino de su proximidad, facilidad de acceso, tiempos de espera, etc. Trabajar en estas condiciones incrementa el retorno de la inversión expresado en forma de puntuación de promoción positiva. En segundo lugar, cualquier mejora debe estar respaldada por una amplia comunicaciónya que los residentes menos informados suelen percibir los servicios peor que los mejor informados.
La centralidad de los residentes definirá las ciudades del futuro. La satisfacción y la felicidad de los ciudadanos influirán cada vez más en el atractivo de las comunidades urbanas para los posibles residentes, visitantes e inversores, por lo que los líderes de la ciudad deberían prestar atención a la entorno vital que conforman y nutren.